El coaching no directivo sí existe

Hoy me han comunicado mi admisión en la International Non Directive Coaching Society y quiero explicar por qué esto es importante para mí.

Cuando comencé a estudiar coaching tenía mucha hambre de conocimiento. En un año me inscribí en tres planes de certificación internacionales diferentes. Nada más comenzar tuve un pequeño accidente de moto y me quedé relativamente inmovilizado durante varios meses, así que aproveché para devorar libros sobre coaching 10 horas al día.

Conocí varias escuelas y varios autores que hablaban del coaching como si fuera una única cosa, pero para cada uno era algo diferente. Para unos, el coaching tenía relación con una extraña interpretación de la realidad cuántica. Para otros, era una método por el cual cambiabas el lenguaje del cliente para que cambiara su forma de ver el mundo. Cada escuela tenía sus principios y todas hablan con autoridad sobre el coaching. Todas se referían al coaching como una única disciplina, partían de una misma definición y estaban enmarcadas dentro de la misma certificación internacional pero al entrar al detalle, hablaban de técnicas contrarias.

Uno de los acontecimientos que más me marcó sucedió cuando asistí a demostraciones en vivo de mis profesores y observé que su método no era coherente con lo que ellos mismos me enseñaron. Ya no sólo había contradicciones entre escuelas y entre profesores, también ellos mismos practicaban un coaching diferente al que enseñaban.

Hubo un momento en que estuve a punto de dejarlo todo, pero tomé otra decisión: decidir yo cual sería mi coaching.

Me quedé con la visión de los primeros autores que conocí, con quienes más conecté y que, además, compartían un punto de vista compatible entre ellos. Me quedé con el concepto de un modelo de conversación que fuese útil para el otro, la conversación centrada en la persona, el acompañamiento y la no directividad.

Comencé a desarrollar mi trabajo bajo mis propias premisas con una marca propia, aunque a veces tenía la sensación de que estaba tomándome más atribuciones de las debidas porque no coincidía con la visión del coaching de ninguno de mis profesores y dudaba sobre quién era yo para decidir lo que era el coaching, aunque fuera el mío.

Una vez vi un artículo sobre el coaching en Facebook y me encantó. Lo presentaban justo como yo lo entendía o incluso aún más limpio. Descubrí a profesionales muy capacitados que defendían que el coaching debía ser no directivo y lo hacían de manera abierta, clara y con autoridad. Desechaban el coaching cuántico, el coaching motivacional, la ley de la atracción, la terapia encubierta, los ejercicios de PNL como parte del coaching, etc.

Estos profesionales estaban agrupados en una asociación denominada International Non Directive Coaching Society y representaban lo que yo quería llegar a ser en el mundo del coaching.

De esto hace tal vez un año o dos.

Hace muchos meses que vengo publicando opiniones, técnicas y teorías sobre el coaching no directivo.

Hace unas semanas publiqué la grabación de una sesión mía. No era excelente, pero sí era real y sin cortes.

Hace unos días, un miembro de la asociación se puso en contacto conmigo.

Hoy formo parte de este grupo que para mí era una referencia y ha sido gracias a algo auténtico.

Por eso es importante para mí.

Hace cuatro años comencé mi andadura en un mundo que me pareció irreal, etéreo, distorsionado. Hoy, la autenticidad me ha servido para dar forma a algo real.

En diciembre de 2013 publiqué un artículo titulado “El coaching no existe” y, simbólicamente, hoy he querido titular a este “El coaching no directivo sí existe”.

El coaching no directivo funciona, es más que una profesión, es un modelo de relación humana y para mí es un honor formar parte de sus defensores y promotores.