Michael Polanyi sobre el conocimiento tácito
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Entrevista a Leonardo Ravier
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Artículos de opinión

¿Qué es la conciencia?

by Espinosa Cifuentes Enrique24 marzo, 2019

La pregunta que encabeza este artículo es una de las más difíciles de responder. Sin embargo todos entendemos qué se quiere decir cuando alguien afirma: “No tenía conciencia de eso”, o: “Cuando tomé conciencia de lo que el problema implicaba”, o: “Los niños no tienen conciencia de algo tan complejo”, o: “Tuvo un accidente grave que la hizo perder la conciencia”, etc. San Agustín decía algo semejante en sus Confesiones, pero con respecto al tiempo: “¿Qué cosa más familiar y conocida mentamos en nuestras conversaciones que el tiempo? Y cuando hablamos de él, sabemos sin duda qué es, como sabemos o entendemos lo que es cuando lo oímos pronunciar a otro. ¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé”.

La conciencia es un hecho que se da en nuestra experiencia cotidiana. Muy pocos discutirían que los humanos somos conscientes, y Ud. seguramente no duda de que puede leer esto porque está consciente. Sin embargo se nos hace difícil explicar científicamente la conciencia. De hecho, hay científicos que creen hoy en día que la ciencia no puede explicar la conciencia porque ésta en verdad no existe, o porque es algo subjetivo y la ciencia es objetiva. El filósofo David Chalmers propone cambiar nuestra perspectiva puramente científica (física, química y biológica) de la conciencia, y plantea la interesante teoría de que ésta es un ente fundamental de la Naturaleza, como lo son también el tiempo, el espacio, la energía y la masa, considerados como “ladrillos fundamentales” que por esa razón no pueden ser explicados en términos de otros entes, pero sin los cuales no existiría nada [1].

En los últimos veinte años, científicos como Francis Crick [2] , Roger Penrose [3] y Stuart Hameroff [4] han colocado la conciencia y la mente en el campo de los objetos de estudio de la ciencia, y desde entonces ha habido una verdadera explosión, un florecimiento del trabajo neurocientífico sobre la conciencia. Penrose y Hameroff han propuesto la discutida teoría de que la conciencia deriva de vibraciones a escala cuántica dentro de los microtúbulos de las neuronas del cerebro [5]. Esta teoría, sin embargo, solo explicaría el funcionamiento físico-químico del cerebro que permite la existencia de la conciencia, sin responder la pregunta acerca de su naturaleza esencial.

Otro asunto en que la neurociencia se ha enfocado en los años recientes, es la búsqueda de correlaciones entre algunas áreas del cerebro y ciertos estados de la conciencia. Ahora entendemos mucho mejor, por ejemplo, las áreas del cerebro que están relacionadas con la experiencia consciente de ver caras o de sentir dolor o de sentirse feliz. Sabemos que estas áreas del cerebro están relacionadas con ciertos tipos de experiencias conscientes, pero no sabemos por qué es así, y tampoco podemos explicar todavía qué es la conciencia.

Sin embargo, la falta de una exacta comprensión científica de qué es la conciencia y dónde se encuentra, y la inexistencia de una respuesta filosófica indiscutible de por qué y para qué somos conscientes, no han impedido que ciertos modos de ayuda para los problemas humanos como la BioNeuroEmoción [6] y el coaching Humanista [7], aunque esencialmente diferentes entre sí, nos planteen la necesidad de ampliar la toma de conciencia con respecto a nuestras emociones ocultas, y de ampliar la conciencia a través del auto conocimiento, respectivamente. De hecho, Ravier sitúa la conciencia entre los tres principios básicos del coaching [8] junto con la responsabilidad y la auto creencia.

La conciencia en la filosofía de Sartre

En el ámbito de la filosofía existencialista, Jean-Paul Sartre en su obra fundamental El ser y la nada [9], trata de hacer una fenomenología del ser, es decir, estudiar el “ser” a través de los fenómenos, que son la única cosa que podemos percibir. “Fenómeno” es lo que se manifiesta, lo que “aparece” ante nuestra mente, afirma Sartre, pero no es una “mera apariencia” detrás de la cual habría una “esencia” de las cosas, distinta de su apariencia (como en Kant); por el contrario, el ser de las cosas, su misma esencia, consiste en la aparición, en su manifestación. Si el ser de las cosas es su manifestación, entonces tiene haber algo que no se considere como manifestación o aparición, tiene que haber algún ente ante el cual aparece o se manifiesta el ser de las cosas. Ese ente, dice Sartre, es la conciencia. Ésta, en consecuencia, no puede ser (no puede existir) si no es conciencia de algo. Desde este punto de vista filosófico, la conciencia existe y al mismo tiempo existe algo que se manifiesta ante ella, porque es evidente que si a ese algo que se subsume en la conciencia se le niega toda realidad, entonces todo se derrumbaría en la nada; sería el más negro de los nihilismos.

La conciencia y el inconsciente en la psicología

Una vez establecida por Sartre la necesidad lógica de la existencia de la conciencia, podemos dar una breve mirada panorámica a la comprensión psicológica de la conciencia.

A partir de Sigmund Freud (1856-1939) se ha distinguido en psicología el aspecto consciente del aspecto inconsciente de la mente o aparato psíquico. La conciencia es, así, entendida en contraste con el inconsciente. Es ampliamente conocido que el inconsciente es el gran tema de investigación en la obra de Freud, quien ubica el punto de partida para la investigación de los fenómenos psíquicos en el hecho de la conciencia, que, a pesar de las dificultades que se encuentran al intentar explicarlo, a nadie ofrece dificultades a la hora de representarnos lo que tal concepto designa, por la sencilla razón de que no es ajeno a nuestra experiencia cotidiana. En dicha experiencia cotidiana la conciencia es, sencillamente, el “darnos cuenta” de nosotros mismos y de las cosas y de los sucesos de nuestro entorno. Freud dice que la noción psicoanalítica de conciencia no se distingue de la de los filósofos y la opinión popular, quedando todo lo demás que no es consciente en el aparato psíquico, incluido en la categoría de lo inconsciente. Pero el inconsciente no es un conjunto de elementos homogéneos sino que en su seno se diferencian, por un lado, los procesos pasibles de llegar a ser conscientes, es decir, aquellos que pueden ser evocados (estos procesos o contenidos forman lo preconsciente o susceptible de conciencia) y, por otro lado, los procesos o contenidos que de ningún modo tienen acceso a la conciencia (esto es lo inconsciente genuino) y de cuya existencia nos anoticiamos a partir de inferencias.

Otro aporte importante a la comprensión de la conciencia y el inconsciente, aunque mucho menos conocido que el trabajo de Freud, es el de Roberto Assagioli (1888-1974). Aparte del “campo de la conciencia” o del “yo consciente” (véase el diagrama “huevo” debajo), y por fuera de él, Assagioli distingue en nuestro aparato psíquico tres áreas inconscientes: el inconsciente inferior, el inconsciente medio y el inconsciente superior. El Inconsciente inferior es el área dentro de la cual existe mucho material reprimido (Freud), no digerido ni asimilado (los “introyectos” de la teoría Gestalt). El Inconsciente medio es el área donde se localizan aquellas motivaciones internas de las cuales normalmente no somos conscientes, pero en la que sí podemos movernos psicológicamente, recuperar datos y extraer información mediante la memoria. El Inconsciente superior es la región de la cual recibimos nuestras inspiraciones e intuiciones artísticas, filosóficas, científicas; es el lugar de la psiquis donde residen los “imperativos éticos” que nos incitan hacia las acciones correctas, humanitarias o heroicas. La distancia entre el Inconsciente inferior y el Inconsciente superior es el desarrollo de la conciencia, pues en el Inconsciente inferior está la parte más primitiva de nosotros mismos, es como un principiante dentro de nosotros, mientras que el Inconsciente superior representa lo que podemos llegar a alcanzar en nuestra evolución como potencial a desarrollar, del que todos disponemos. Finalmente, por afuera de nosotros y de nuestra mente está el “Inconsciente colectivo” que es un sustrato común a todos los seres humanos y está en el entorno en que vivimos, tal y como lo describió Jung [10]; dicho inconsciente colectivo está constituido por símbolos primitivos ancestrales (arquetipos) con los que se expresa un contenido de la psique que está más allá de la razón, como por ejemplo la idea del infierno como aspecto perturbador que está en todas las culturas [11]. Assagioli da un paso hacia adelante en cuanto a los modelos de Freud y Jung incluyendo la parte espiritual del hombre que “siempre crece hacia la luz” del Yo Superior o “Sí Mismo”.

El diagrama llamado huevo de Roberto Assagioli, muy conocido en el mundo de la psicología:

La conciencia y el inconsciente en la Neurociencia

Los neurocientíficos aseguran que desde el momento en que nacemos, absolutamente todo lo que nos sucede en la vida queda registrado en el cerebro como “memoria inteligente” [12], aunque inconsciente –en la vida diaria no nos percatamos de todo lo que ha quedado guardado en la memoria. Aún más, Corbera (BioNeuroEmoción) afirma que incluso el registro emocional de lo que sucedió a nuestra madre desde 9 meses antes de quedar embarazada de nosotros, es transmitido a nuestro sistema nervioso durante la gestación y queda guardado como información inconsciente que poseemos durante la vida.

Por otra parte, quienes plantean la existencia de una “memoria celular” en el cuerpo, fuera de las neuronas del cerebro, sostienen que en nuestras células guardamos toda la información de nuestra vida y también de nuestros ancestros, ya que no solo heredamos de ellos nuestro color de piel, cabello, color de ojos, sino también heredamos miedos, frustraciones, traumas, etc. Esa información que nuestras células traen desde el momento de la concepción repercute en nuestra vida, trayendo a veces enfermedades o conflictos [13].

Hoy está bastante difundida en diversos círculos, incluso del mundo de las ventas, la creencia que cerca del 95% de lo que “nos sucede” y lo que hacemos en la vida diaria, incluidas las decisiones que tomamos, está regido por nuestra memoria inconsciente . “El 95% de las cosas que hacemos son hábitos, automatismos, son acciones y pensamientos que hemos aprendido y que ya no hace falta volver a procesar”, dice la psicóloga Ana Vico . Por lo tanto, ese 95% de actividades que hacemos normalmente a diario son producto del inconsciente. “Esto no quiere decir que no las pensemos –continúa Vico— sino que van en piloto automático, por así decirlo. Nuestra mente ha decidido que no merece la pena dedicarle esfuerzo mental y procesamiento a una conducta que realizamos a diario, como por ejemplo ir al trabajo. Nos ha pasado muchas veces, por ejemplo, que el salir de casa y llegar al trabajo nos preguntamos: ‘¿Ya estoy aquí? No recuerdo haber hecho el camino´. No lo recordamos porque la mente inconsciente lo ha hecho por nosotros”.

La conciencia y el lenguaje

Cuando nos preguntamos cómo puede el humano ser un “ente lingüístico”, un ente que habla y vive en el lenguaje, podemos responder que hablamos debido a la experiencia pre lingüística de nuestra conciencia. Humberto Maturana señala que “el observar es una operación humana que requiere del lenguaje y presupone la conciencia de estar observando algo en ese momento [16].

Si somos capaces de hablar, o “lenguajear” como dice Maturana, es porque somos seres “conscientes” que tenemos la capacidad de “darnos cuenta” de las experiencias que tenemos (experimentamos emociones tales como el miedo, por ejemplo) y luego hablamos de lo que nos pasa. “Tomamos conciencia” de nuestra emoción. Es decir, y siguiendo con el ejemplo, somos entes conscientes de que algo nos da miedo y que luego hablamos acerca de ese miedo. Sólo el primate humano, sostiene Maturana, puede explicar por medio del lenguaje lo que se da cuenta que le pasa. Darse cuenta es tomar conciencia.

Es muy importante notar que el lenguaje es siempre lenguaje de un ente consciente, ya sea un humano u otro ser vivo. No puede haber lenguaje si no existe una conciencia que se expresa mediante él. Sostengo que la conciencia y el lenguaje hablado (idioma) son dos elementos que se integran como polaridades de las experiencias humanas: no puede existir conciencia sin lenguaje y vice-versa [17]. La conciencia pertenece a la esencia de nuestra humanidad, así como el lenguaje idiomático.

Pero a diferencia de las demás especies que tienen conciencia, los humanos somos auto-conscientes, tenemos conciencia de nosotros mismos; éste es un rasgo distintivo nuestro. Por esta razón podemos plantearnos preguntas sobre nuestras propias experiencias (¿Por qué aquello me produce miedo?, ¿está bien o está mal tener miedo?, ¿necesito superar mis miedos?, ¿y qué podría hacer para superar mis miedos?). Y también podemos plantearnos preguntas sobre nuestra propia existencia (¿quién soy y qué quiero?, ¿qué opciones tengo para accionar en pos de mis metas?, etc.).

La conciencia y el coaching

La última pregunta del párrafo anterior nos trae directamente al terreno del coaching. El estilo de coaching llamado Humanista (de origen europeo y esencia no directiva) tiene especial y explícito interés en la conciencia como uno de los principios básicos del coaching [18]. Desde esta perspectiva, el trabajo del coach profesional consiste en ayudar a las personas a ampliar su nivel de conciencia ordinario, que por lo general es bajo [19], por medio de preguntas enfocadas en el discurso del cliente o consultante, que habla de sus metas y objetivos, de la realidad que vive, de las dificultades que frustran un desempeño satisfactorio para él. Así, la persona que pide coaching puede reflexionar, observar lo que ha tenido en puntos ciegos sin darse cuenta de ello, descubrir algunas creencias limitantes que han permanecido en alguna zona de su inconsciente y que bloquean su desarrollo, identificar opciones de acción que no estaba considerando y que abren nuevas posibilidades. Todo ello surge del interior del consultante o bien de su propia creatividad estimulada por la conversación con el coach.

También se encuentra en el ámbito del inconsciente lo que se ha dado en llamar “conocimiento tácito”, que es aquel conocimiento que tenemos de manera individual para darle un sello personal a lo que hacemos, y que no podemos articular ni explicar mediante palabras [20]. El conocimiento tácito permanece “debajo de la superficie” de la conciencia hasta que nos ponemos a analizarlo enfocando nuestra atención en lo que hacemos y en la manera cómo lo hacemos. De este modo podemos perfeccionar el uso del conocimiento tácito y, según Nonaka y Takeuchi, convertirlo en conocimiento explícito en las organizaciones mediante la interacción entre los individuos que las componen [21].

El coach Humanista se enfoca en “potenciar el conocimiento tácito” de sus clientes y lo hace mediante un método “no directivo” que consiste en escuchar y preguntar (a semejanza de la mayéutica socrática) aportando el mínimo posible de contenidos conceptuales, técnicos, o emocionales [22]. El coach Humanista trabaja en el “campo de la conciencia” (cf. Assagioli) del coachee con el objetivo de que éste traiga desde su “preconsciente” (cf. Freud) a su conciencia tanta información como pueda, desarrollado de ese modo el potencial que está dentro de él.

En conclusión

Para responder a la pregunta del título de este artículo, podemos decir que la conciencia es un hecho que ocurre en la experiencia cotidiana de los humanos y que constituye parte de la esencia de nuestra humanidad; consiste en “darnos cuenta” y es uno de los principios básicos del coaching. Se la comprende en contraste con el inconsciente, y puede ser considerada como un ente fundamental de la Naturaleza –por lo tanto difícil de definir.

REFERENCIAS

[1] Chalmers, “Cómo explicamos la conciencia?”

[1] Crick, The Astonishing Hypothesis: The Scientific Search For The Soul (reimpresión, 1995).

[2] Penrose, Las sombras de la mente: hacia una comprensión científica de la consciencia (Editorial Crítica, 1996).

[3] Hameroff, Kaszniak, Scott, (eds), Toward a Science of Consciousness (MIT Press, 1996).

[4] http://axxon.com.ar/noticias/2014/01/descubrimiento-de-vibraciones-cuanticas-en-microtubulos-dentro-de-las-neuronas-respalda-controvertida-teoria-de-la-conciencia/

[5] Enric Corbera y Montserrat Batlló, Tratado en BioNeuroEmoción (Editorial Kier, 2015).

[6] Leonardo Ravier (ed), Coaching Humanista (Unión Editorial, 2016).

[7] Leonardo Ravier, Arte y ciencia del coaching (Editorial Dunken, 2005).

[8] Publicado originalmente en francés en 1943.

[9]C. G. Jung, Obras completas, 9/I, Los arquetipos y lo inconsciente colectivo. Cf. Jung, El concepto de inconsciente colectivo.

[10] Jung, Formaciones de lo inconscientePsicología y simbología del arquetipo.

[11] Estanislao Bachrach, AgilMente (Editorial Sudamericana, 2012).

[12] Teresa Goncalves ha creado el Método de Limpieza y Reprogramación de la Memoria Celular, luego de más de 20 años de trabajo basados en investigaciones de científicos rusos sobre el ADN.

[13] A. K. Pradeep,  The Buying Brain (Wiley, 2010).  Jurgen Klaric, Véndele a la mente, no a la gente (Paidós, 2018).

[14] https://befullness.com/habitos-y-automatismos/

[15] H. Maturana y B. Porksen, Del ser al hacer: Los orígenes de la biología del conocer, (Editorial Granica, 2013).

[16] Enrique Espinosa Cifuentes, “Una antropología para el coaching”, en L. Ravier (ed.) Coaching Humanista (Unión Editorial, 2016).  

[17] L. Ravier, Arte y ciencia del coaching.

[18] Ibíd.

[19] Véase mi artículo “Michael Polanyi sobre el conocimiento tácito” en este mismo portal.  Cf. M. Polanyi, Personal Knowledge: Towards a Post-Critical Philosophy (1958); Ikujiro Nonaka y Hirotaka Takeuchi, The Knowledge-Creating Company (1995).

[20] La gestión del conocimiento (knowledge managment) ha cobrado gran importancia en las organizaciones actuales. La interacción entre el conocimiento tácito y explícito se llama conversión de conocimiento y se realiza mediante cuatro pasos según Nonaka y Takeuchi (op. cit.): Socialización (de Tácito a Tácito, por observación y ejecución), Exteriorización (de Tácito a Explícito), Combinación (de Explícito a Explícito), e Interiorización (de Explícito a Tácito).

[21] Leonardo Ravier, Coaching no directivo (Unión Editorial, 2016).

Overview
Tema

Sobre la conciencia

Objetivo

Relación entre la conciencia y el Coaching No Directivo

Tiempo de lectura

15 minutos.

Créditos

Photo (CC BY-SA 4.0): "So Many Ideas" de Vanity Mirror.

Citar artículo

ESPINOSA, E., "¿Qué es la conciencia?" [en línea], International Non Directive Coaching Society, 2019. [fecha de consulta DÍA de MES de AÑO]. Disponible en http://www.internationalcoachingsociety.com/¿que-es-la-conciencia?

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Espinosa Cifuentes Enrique
ARGENTINA // Carlos Enrique Espinosa Cifuentes nació en Santiago de Chile, donde realizó sus estudios primarios, secundarios y universitarios, los cuales concluyó en la ciudad de Chillán, en la Universidad Adventista. En la actualidad reside en San Salvador de Jujuy, en el Noroeste de Argentina. Ha trabajado durante 30 años como Profesor de los niveles terciario, universitario y de posgrado, en Argentina, Chile, Perú, Brasil, EE.UU. y Filipinas, ocupando diversos cargos académicos y de administración educacional: Profesor Adjunto y Profesor Titular universitario, Decano de Facultad y Vicerrector de Extensión. Alternando con sus trabajos docentes y de investigación, en los últimos 20 años se ha desempeñado como coach personal y organizacional, conferencista internacional, comunicador social, periodista y editor. En los Estados Unidos obtuvo el Doctorado en Filosofía en 1988, en un programa de 4 años dirigido por el belga Raoul Dederen. Su tesis se enfoca en las bases filosóficas del concepto de verdad y error en Hans Küng. Aparte de la filosofía, Enrique tiene una Licenciatura en Teología (Argentina) y un diplomado en Periodismo (Chile). Es Practitioner de PNL (ARA Global University), Gestaltista (CGSI), Coordinador de Filosofía para Niños (CIFiN, Buenos Aires), Máster en Coaching (Coaching Corporation, Madrid, bajo Leonardo Ravier) y Máster Coach Ontológico (AACOP). Tiene formación en Gestión por Procesos y en Gestión de Calidad. Es estudioso autodidacta de Física Cuántica y Neurociencia. En la actualidad dirige la Consultora y Escuela de Coaching Profesional SINERGIA ART COACHING ARGENTINA.

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