Práctica del espejeo (competencia clave del coaching no directivo)
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Foto (CC BY 4.0): "Mirror" de Soumei Baba.
PEÑALVER, E., "Espejo" [en línea], International Non Directive Coaching Society, 2016. [fecha de consulta DÍA de MES de AÑO]. Disponible en http://www.internationalcoachingsociety.com/espejo
Hace muy poco, un cliente mío, directivo de una multinacional, me decía:
“He observado después, que durante la sesión tú me haces afirmaciones, observaciones… como preguntas retóricas. Incluso sobre frases que yo he dicho, que en ese momento me parecen redundantes, pero después entiendo que de alguna forma, era algo que siendo obvio para mí lo doy por hecho, y por tanto no lo aprecio. Y tú haces que luego me pare y sea consciente de que es un aspecto relevante y que no debo dejar de valorarlo o pasarlo por alto”
Yo sonreí. Mi cliente había descubierto una de las grandes competencias que todo buen coach tiene que tener desarrollada: el espejo. De hecho, Leonardo Ravier, en su libro “Coaching No Directivo” indica que todo buen coach debe tener desarrolladas 3 meta-competencias: las preguntas bien articuladas y enfocadas, la escucha activa (atención fenomenológica) y hacer de espejo. De hecho, la mayoría de los coachees creen que su principal labor es hacer preguntas poderosas. Eso está bien y es muy necesario, pero para conseguir hacer buenas preguntas es imprescindible primero prestar atención, con la escucha (escucha real, 360º, de lo que dice con la comunicación Verbal y con la No Verbal) y con la observación sin juicio y, a continuación, hacer de “espejo”. Leo, añade, que esta competencia del “espejo” lamentablemente es una competencia que normalmente es poco comprendida y pobremente aplicada.
El “espejo” es tan sencillo (¡y complicado!) como devolverle literalmente lo que ha comentado. No es parafrasear, porque si yo parafraseo, estoy metiendo mis propias palabras y eso implica meter mi juicio o cambiar el sentido de lo que el cliente estaba transmitiendo. Hacer de espejo es, literalmente, ser un espejo en el que nuestro cliente se ve reflejado. En mi espejo, el cliente va a encontrarse con sus propios pensamientos, sus ideas, sus emociones, sus miedos… Va a verse reflejado. Y podrá ver si hay coherencia o incoherencia en lo que está diciendo. Para lo cual, el coach tiene que ser capaz de retener todo lo que ha dicho el coachee y utilizar exactamente las mismas palabras que él ha dicho.
Así, con el espejo, la persona se ve y se da cuenta de si está bien peinado o no, si la cara está limpia o no, si se siente a gusto con lo que ve o no. Gracias al espejo, mis clientes toman conciencia de si algo de lo que están diciendo es relevante para ellos y no deben dejar de valorarlo o pasarlo por alto. Gracias al espejo, mis clientes toman conciencia de si lo que está diciendo es realmente lo que quiere decir o no.
Cuando un coach dedica su energía a la atención fenomenológica y al espejo, las preguntas surgen con naturalidad. Deja de estar lanzando preguntas sin saber si van a atinar o no, sino que las preguntas surgen de la propia conversación del cliente.
Así que, el otro día, cuando mi cliente me dijo que yo le devolvía las frases que él había dicho, me sonreí. Y le contesté: acabas de pillar una de las competencias más troncales que todo buen coach tiene que tener desarrolladas. Así que te invito a un café. Y nos fuimos a celebrarlo.
A mis amigos coach les diría que se centren cada vez más en entrenar esa meta-competencia. Sus sesiones serán más poderosas, e irán a lo que el cliente realmente quiere trabajar.