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Análisis de la entrevista a Humberto Maturana en la que declara que no tiene nada que ver con el coaching ontológico

by Espinosa Cifuentes Enrique24 enero, 2016
Overview
Tema

Análisis de la entrevista realizada a Humberto Maturana en la revista Capital, edición Nº 413, del 22 de enero de 2016.

Objetivo

Reflexionar sobre la crítica planteada por Maturana al Coaching Ontológico.

Tiempo de lectura

6 minutos

Créditos

Foto (CC BY-SA 4.0): "Strong Work Ethic" de regan76.

Citar artículo

ESPINOSA, E., "Análisis de la entrevista a Humberto Maturana en la que declara que no tiene nada que ver con el coaching ontológico" [en línea]. International Non Directive Coaching Society, 2016. [fecha de consulta DÍA de MES de AÑO]. Disponible en http://www.internationalcoachingsociety.com/analisis-de-la-entrevista-a-humberto-maturana-en-la-que-declara-que-no-tiene-nada-que-ver-con-el-coaching-ontologico

La entrevista publicada en la revista chilena Capital, edición Nº 413, del 22 de enero de 2016, dice que Maturana está enojado, molesto.

¿Cuál es la razón de su molestia?

Acusa un mal uso de su trabajo como insumo para el coaching, el que, a su juicio, tiene algo de conspirativo, de manipular al otro y de crear cierta dependencia”, dice el editor de la entrevista. Maturana no está molesto sólo con algunos coaches que trabajan de modo manipulador. No. Él piensa que el Coaching Ontológico en sí es el que manipula al otro. Diríase que la manipulación está en el ADN del Coaching Ontológico; manipulación positiva, claro está, realizada con un buen propósito, en beneficio del coachee o cliente. Pero Maturana rechaza de plano toda forma de manipulación. Por eso, cuando se le pregunta “-¿Usted tiene que ver con el coaching ontológico?”, responde categóricamente: “-Nada”.

El artículo de la entrevista en cuestión dice que “cuando en España lo felicitaron, hace poco, por ser el ‘abuelo del coaching ontológico’, Maturana explicó lo que hace en Matríztica –su organización—y tuvo que dejar en claro que el coaching nunca ha sido parte de su quehacer”.

(1) De este modo, el primer punto que se desprende del análisis de la entrevista, es que el Dr. Humberto Maturana quiere ser completamente desligado del Coaching Ontológico.

Pasemos a un segundo punto de análisis. Humberto Maturana está molesto con el creador del Coaching Ontológico, Fernando Flores Labra, ex ministro de Economía y de Hacienda del presidente chileno Salvador Allende en la década delos 70. Maturana revela que durante ocho meses, dos o tres veces al mes, le dio clases a Flores sobre “biología del conocimiento y lenguaje”. “Fue una relación profesor-alumno, nada personal o de formar amistad”, declara Maturana.

Refiriéndose a Fernando Flores, Maturana sigue diciendo: “Usó lo que aprendió conmigo y el tema de los actos del habla con una visión política. Yo nunca he tenido esa visión porque no hago las cosas para obtener resultados. Yo busco comprender la naturaleza del vivir. Fernando le da un toque empresarial. Como político, tenía muchas conexiones y redes y eso le permitió ganarse la vida inventando talleres. Pero no tuve nada que ver con lo del coaching”.

Maturana dice que Flores usó lo aprendido con él “y lo redefinió a su arbitrio”. “Ahora entiendo —agrega—que no sólo yo era su biólogo de bolsillo, sino también su filósofo de bolsillo. A fines de los 80, él ya estaba impregnado de lo que había aprendido conmigo: no existe realidad independiente del observador y, por lo mismo, no hay verdad absoluta sino operaciones de distinción que hace cada observador”.

(2) El segundo punto del análisis de la entrevista, es que Maturana discrepa del uso que Fernando Flores y el Coaching Ontológico le han dado a sus enseñanzas. Este malestar de Maturana es de naturaleza académica, conceptual.

El tercer punto del análisis se refiere a la molestia de Maturana con Rafael Echeverría, discípulo de Flores y considerado co-creador del Coaching Ontológico.

Lo que me parece poco ético –dice Maturana— es lo que hicieron después [de dar algunas conferencias a pedido de Julio Olalla y Rafael Echeverría, que fueron filmadas]. En algún momento, Echeverría me dice que quería escribir la historia de mis ideas. Acepté y nos estuvimos reuniendo periódicamente por meses. De repente, esto se acaba y no supe nunca más de él hasta que un día nos encontramos en la calle. Fue posterior a la publicación de su libro Ontología del Lenguaje. Lo saludo y le pregunto: “bueno, ¿y qué pasó con el libro que ibas a escribir de mis ideas?”. Me dijo que no se acordaba. “Pero cómo, si incluso tenías registros en cintas”, le comenté. Y me contestó que las cintas se borraron y que él había sufrido de amnesia. Me lo dijo en serio. No sé cómo interpretarlo. Y cuando vi su libro me di cuenta de que había unas cuantas referencias a mi persona, pero que gran parte del escrito usaba mi lenguaje textual”.

(3) El tercer punto de análisis es de naturaleza ética: Echeverría no cumplió su palabra, alegó amnesia, y publicó como suyas grandes partes de las ideas de Maturana textualmente.

La siguiente declaración de Humberto Maturana es categórica:

Bueno, por eso me gustaría aclarar y distinguir entre lo que algunos ofrecen como talleres de coaching colgándose de un concepto que yo acuñé, la biología cultural, y lo que Matríztica [la organización de Maturana] realmente hace. Cuando Flores, Echeverría y Olalla juntan mis conceptos del observador y del lenguaje como coordinaciones consensuales de la emoción y el hacer en el convivir, con lo que ellos tomaron de filósofos ingleses –coaching y actos del habla–, me involucran en consultorías que jamás se me ocurriría impartir”.

Es explícito y no requiere más comentarios: Maturana desconoce su vínculo con el Coaching Ontológico porque éste ha mezclado sus enseñanzas con las de la filosofía del lenguaje, dando como resultado algo que Maturana desaprueba conceptualmente.

Hay un cuarto punto que se desprende del análisis de la entrevista a Maturana. Tiene que ver con el tema de la “manipulación” y de la “desaparición de la persona” que Maturana ve en las técnicas del Coaching Ontológico. Quienes nos hemos formado en Coaching Ontológico, debemos reconocer que en mayor o menor grado, de manera sutil o abierta, la manipulación del cliente pertenece a la esencia de nuestras técnicas y acciones. Hablamos de “Diseño y Gestión emocional” del cliente (5ª competencia de las 7CCOP) y de “asistir en el diseño de un perfil emocional” del coachee. Éste generalmente llega a nosotros, los coaches, en un estado de vulnerabilidad y quiebre, lo que facilita la manipulación por parte del coach con un buen propósito, desde luego.

(4) El cuarto punto del análisis es que Maturana no está de acuerdo con la manipulación mental que él advierte en la práctica del coaching Ontológico, aunque sea con una buena finalidad.

Si leemos con profundidad la obra de Maturana, en particular su trabajo de los últimos años, entenderemos qué quiere decir cuando afirma que “la persona desaparece” en las sesiones de Coaching Ontológico. Sólo diré aquí que la Matríztica que propone Maturana, propugna la ternura, el amor incondicional y la cooperación, en tanto que la Cultura Patriarcal está centrada en la exigencia, la dominación, la competencia.

(5) Finalmente, es esclarecedora de la postura de Maturana esta declaración: A los coaches “les sirvo por el nombre, pero no por lo que verdaderamente enseño, porque eso supone un trabajo mayor de aprendizaje que permita entregar entendimiento. No técnicas, sino reflexión”.

El desafío está planteado: Realizar un trabajo mayor de aprendizaje, no sólo un uso superficial de las enseñanzas de Maturana, descontextualizado y desvirtuado. Queda con nosotros acoger el desafío o desecharlo. Hacernos cargo de la crítica de Maturana o soslayarla defendiendo nuestro feudo. A mi parecer, la crítica fundamental del Dr. Maturana coincide con otras críticas que hemos escuchado provenientes de los campos de las ciencias de la conducta y la filosofía, principalmente.

Soy partidario de revisar lo que hemos hecho y lo que estamos haciendo como coaches ontológicos.

En el Primer Congreso Latinoamericano de Coaching Ontológico, celebrado en Buenos Aires el 30 y 31 de octubre de 2015, el maestro Rafael Echeverría habló de “limpiar el pasado del Coaching Ontológico”. Sostengo que eso es necesario no sólo por razones históricas, sino porque ese pasado –relacionado con las críticas de Maturana y las del propio Echeverría cuando escribe sobre el “origen oscuro del coaching Ontológico”—está presente en muchas de nuestras prácticas. Quiero un mejor futuro para el Coaching Ontológico, por eso no desoigo las críticas ni adopto posturas chauvinistas.

(Leer la entrevista completa a Maturana aquí)

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Espinosa Cifuentes Enrique
ARGENTINA // Carlos Enrique Espinosa Cifuentes nació en Santiago de Chile, donde realizó sus estudios primarios, secundarios y universitarios, los cuales concluyó en la ciudad de Chillán, en la Universidad Adventista. En la actualidad reside en San Salvador de Jujuy, en el Noroeste de Argentina. Ha trabajado durante 30 años como Profesor de los niveles terciario, universitario y de posgrado, en Argentina, Chile, Perú, Brasil, EE.UU. y Filipinas, ocupando diversos cargos académicos y de administración educacional: Profesor Adjunto y Profesor Titular universitario, Decano de Facultad y Vicerrector de Extensión. Alternando con sus trabajos docentes y de investigación, en los últimos 20 años se ha desempeñado como coach personal y organizacional, conferencista internacional, comunicador social, periodista y editor. En los Estados Unidos obtuvo el Doctorado en Filosofía en 1988, en un programa de 4 años dirigido por el belga Raoul Dederen. Su tesis se enfoca en las bases filosóficas del concepto de verdad y error en Hans Küng. Aparte de la filosofía, Enrique tiene una Licenciatura en Teología (Argentina) y un diplomado en Periodismo (Chile). Es Practitioner de PNL (ARA Global University), Gestaltista (CGSI), Coordinador de Filosofía para Niños (CIFiN, Buenos Aires), Máster en Coaching (Coaching Corporation, Madrid, bajo Leonardo Ravier) y Máster Coach Ontológico (AACOP). Tiene formación en Gestión por Procesos y en Gestión de Calidad. Es estudioso autodidacta de Física Cuántica y Neurociencia. En la actualidad dirige la Consultora y Escuela de Coaching Profesional SINERGIA ART COACHING ARGENTINA.
2 Comments
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  • Alberto Beuchot
    25 enero, 2016 at 00:09

    Yo fui formado en dos programa de Coaching Ontológico con Rafael Echeverría, Julio Olalla y Alicia Pizarro. No niego mi formación. Conocí a Humberto Maturana de igual manera. Quiero aclarar que los conceptos de actos de habla son de John Searle y John Austin, y la noción de observador viene de Chris Argyris y Donald Schön (governing values). El Coaching Ontológico puro no existe. Es un mito. El coaching con apellidos es un contrasentido. Coaching es coaching: acompañar al otro en el despliegue de su máximo potencial en el ser, hacer llevándolo a ser un observador distinto de lo que es. Saludos y gracias por compartir

  • 25 enero, 2016 at 10:24

    Hola Alberto.

    Efectivamente, el Coaching Ontológico no surgió de la “nada”, por tanto tiene su historia y antecedentes. Sin embargo, y sin saber bien a qué te refieres con “Coaching Ontológio Puro”, es innegable que el “Coaching Ontológico” existe (producto de asociación de ideas de otros en el pasado, tal y como sucede con todas las disciplinas humanas… precisamente porque el hombre no tiene la capacida de “crear de la nada”, a tributo que solo es dado a Dios). De hecho, los coaches ontológicos (sus fundadores) fueron de los primeros en ponerle “apellido” al coaching.

    Quizá parezca un contrasentido ponerle apellidos a las disciplinas, sin embargo, yo lo veo muy necesario. Sucede en la filosofía, psicología, economía, el derecho, y prácticamente en cualquier disciplina dentro de las llamadas ciencias sociales. Evidentemente cuando un psicoanalista habla de psicología, se refiere a su manera de entenderla y practicarla; y lo mismo hace el psicólogo humanista, o el filósofo objetivista (frente al relativista), o el jurista iusnaturalista (frente al positivista), o el economista austriaco (frente al de la “escuela de chicago” o “keynesianos”) etc. Es más, creo que ponerle apellido al coaching es un acto de honestidad respecto a la claridad que ofrece para quien contrata dicho servicio. Desde ya, contratar un “coach ontológico” no es lo mismo que un “coach co-activo” o un “coach no-directivo”. Lo que yo sí creo, es que la identidad del coaching como algo consensuado y unánime en la voz de los coaches, sí es un mito. A muchos nos gustaría ver que el “coaching” (así como muchas otras disciplinas mencionadas) tuviera una voz, una identidad clara y un consenso unánime, pero la realidad no es esa (y desde mi punto de vista, nunca llegará a serlo – en la práctica yo mismo he fracasado intentándolo, y en la teoría me he dado cuenta que es literalmente imposible e incoherente pretender aglutinar en un misma categorías esas maneras de entender y hacer “coaching”). Todo esto lo describo simplemente para comentarte que considero necesario y útil el “apellido”.

    Respecto a la definición que ofreces de coaching, me resulta incompleta, a la vez que problemática. Si el coaching es “acompañar” en el “despliegue del potencial” (y creo entender que dices en su “ser” y “hacer”, ¿no?) para llevarlo a ser un “observador distinto”…. muchas disciplinas son, entonces, coaching. Solo por mencionar una, la filosofía. El filósofo es una persona que acompaña a su discípulo, le ayuda a desplegar su ser en su hacer (ej.: ser mejor persona, ciudadano o marido), y con ello el discípulo consigue una observación distina, anterior a la relación con dicho filósofo. Pero esto se aplica no solo al filósofo, sino también a muchos psicólogos, educadores, líderes, padres, etc. Según tu definición, veo que todos ellos estarían haciendo “coaching”. ¿Es esta la idea o concepto que tú tienes del coaching?

    El problema de tu definición es que no incluye el método (el cómo lo hace un coach) de la disciplina. Sin responder a la pregunta del “cómo”, sin ofrecer un Marco Metodológico, el coaching es fácilmente confundido con muchas otras disciplinas o procesos de ayuda. Cuando definimos, descibimos o sistematizamos el método, entonces es cuando, necesariamente aparece el “apellido” que estamos comentando.

    Abrazo, y gracias a ti también por intercambiar opiniones.

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