Relación entre método, estilo, tipo, contexto, público objetivo y especialización en coaching
Relación entre método, estilo, tipo, contexto, público objetivo y especialización en coachingTeoría básica de coaching (nivel inicial)
Clarificar las relaciones tipológicas y metodológicas del coaching
6 minutos
Originalmente publicado en LeoRavier BLOG, 2 de mayo de 2014.
Foto (CC BY-SA 4.0): "Coach Museum, Belem, Lisbon, Portugal" de Pedro Ribeiro Simões.
RAVIER, L., "Relación entre método, estilo, tipo, contexto, público objetivo y especialización en coaching" [en línea], International Non Directive Coaching Society, 2015 [fecha de consulta DÍA de MES de AÑO]. Disponible en http://www.internationalcoachingsociety.com/relacion-entre-metodo-estilo-tipo-contexto-publico-objetivo-y-especializacion-en-coaching/
Introducción
Este pequeño artículo pretende contribuir, una vez más, a clarificar algunas cuestiones fundamentales de la práctica y mercado del coaching. Nuestro objetivo principal es explicar, en un lenguaje sencillo (y de manera breve), las relaciones y diferencias entre métodos, escuelas, tipos, contextos, públicos objetivos y especializaciones, y la relación que existe entre ellas (y que quedan sintetizadas en la siguiente tabla).
El método del coaching
El coaching no es ajeno al problema típicamente metodológico de las ciencias sociales. Es decir, en coaching (así como sucede, por ejemplo, en psicología o economía) no existe unanimidad teórico-práctica sobre las correctas o más eficientes formas de proceder.
Existen, básicamente, dos procedimientos metodológicos en coaching. El “directivo” y el “no directivo”. El “directivo” es aquel que entiende que el coach puede y debe intervenir, total o parcialmente, transfiriendo conocimiento o experiencia a sus clientes. Es directivo en el sentido que, total o parcialmente, dirige conscientemente el contenido de las reflexiones y/o acciones que el cliente trabaja durante las sesiones y procesos de coaching. El “no directivo” es aquel método de coaching puramente mayéutico, que procura no realizar conscientemente ningún tipo intervención o transferencia de conocimientos o experiencias a sus clientes. Es decir, aquel coach que procura no dirigir el contenido de las reflexiones, ni acciones, de sus clientes (sobre este método de coaching puede ver una definición sintética aquí, una síntesis de su metodología aquí, y una explicación un poco más desarrollada aquí).
Es cierto que el coaching es esencialmente no-directivo (y pareciera existir bastante unanimidad en este sentido), sin embargo gran parte del coaching que se enseña y practica, paradójicamente, no cumple con este principio metodológico esencial. Es por ello que, si bien hablar de coaching no directivo es un pleonasmo (redundancia), resulta necesaria dicha articulación precisamente porque mucho de lo que se dice y hace en coaching contradice su propia esencia.
Estilos o escuelas de coaching
Teniendo en cuenta los dos métodos de coaching mencionados, encontraremos en el mercado tres grandes estilos o escuelas de coaching que han dado origen a esta disciplina (aunque muchos de los coaches que siguen alguna de ellas no lo mencionen explícitamente en sus ofertas). Últimamente se están ofreciendo aparentes nuevos estilos o escuelas de coaching, pero desde nuestro punto de vista se encuentran integradas en alguna de ellas, son resultado de alguna combinación de las tres, o simplemente son ideas o propuestas que aún no pueden ser consideradas como estilos o escuelas en el sentido que nosotros le damos a las mismas.
Así, encontramos que en el mercado del coaching existe el (1) Coaching No Directivo (basado en la tradición del método mayéutico, y que se originó y desarrollo principalmente en Europa), (2) Coaching Ontológico (basado en la tradición de la filosofía del lenguaje, y que se originó y desarrolló principalmente en Sudamérica) y (3) Coaching pragmático (basado en la tradición de la filosofía utilitarista, y que se originó y desarrolló principalmente en Norteamérica). Las dos últimas son, por principio filosófico o ideológico, directivas (es decir que, en mayor o menor grado, los coaches formados en estas escuelas transfieren conocimientos o experiencias a sus clientes, interviniendo y dirigiendo el contenido de las reflexiones o acciones que éstos trabajan en sus sesiones y/o procesos de coaching). El coach no directivo, sin embargo, busca en todo momento que la auto-exploración y auto-aprendizaje efectivamente surja y se desarrolle en, desde y para el cliente en sí mismo. Aquí puede encontrar un poco más de información respecto de estas tres grandes escuelas o estilos de coaching.
Tipos de coaching
Cualquiera de las tres grandes escuelas de coaching mencionadas realiza tres tipos de coaching. El “individual”, el “grupal y de equipos”, y el “organizativo”.
Por “coaching individual” nos referimos al coaching “uno a uno” (independientemente del contexto, público objetivo o especialización). Por coaching “grupal y de equipos” nos referimos al coaching que realiza uno o varios coaches a un conjunto de individuos (dos o más, independientemente del nivel de interdependencia que tengan entre sí). Y finalmente, por “coaching organizativo” nos referimos al coaching que realiza uno o varios coaches a un conjunto de individuos que conforman en sí mismo un sistema más amplio que un simple grupo o equipo (conjunto de grupos o equipos, conjunto de individuos en distintos contextos de un mismo sistema, o conjunto de ambas categorías). Como puede comprobarse, los procesos de coaching se van haciendo más complejos (aunque siempre bajo un mismo principio metodológico) según aumenta la cantidad de individuos y sus interacciones.
Contextos de coaching y ejemplos de públicos objetivos
En cualquiera de los tres tipos de coaching (individual, grupo y equipo, y organizativo) existen dos tipos de contextos fundamentales, el “personal” y el “profesional”. Por “personal” son referimos a todos aquellos objetivos o problemas a resolver fuera del ámbito profesional o laboral; y por “profesional” todos aquellos objetivos o problemas dentro del ámbito laboral o con fines de lucro.
Así, por ejemplo, podemos distinguir “públicos objetivos” del coaching para cada uno de los contextos y según los tipos de coaching descriptos (universitarios, jubilados, ejecutivos, emprendedores, parejas, familias, Call Center´s, vendedores, comités de dirección, empresas, administraciones públicas, organizaciones del tercer sector, etc. – ver tabla)
Ejemplos de especializaciones
La especialización puede tener, por tanto, dos tipos de connotaciones. La primera consiste en entender que la misma es simplemente un “nicho de mercado” en el cual el coach desea ofrecer sus servicios (es decir, una cuestión simplemente de marketing y captación de potenciales clientes); y la segunda, consiste en entenderlo como una especialización en sentido tradicional, es decir, aquel coach que efectivamente está especializado (y por tanto con conocimiento específicos) en ciertas áreas concretas según contexto, público objetivo y tipo de coaching.
Cabe aquí aclarar que el “coach no directivo” suele especializarse en las maneras de abordar los diferentes tipos de coaching (individual, grupos y equipos u organizativo) dado que para respetar y sostener la eficacia de la no directividad en los procesos de coaching, a medida que estos se van haciendo más complejos (según aumenta la cantidad de individuos o de sus interacciones), requiere un mejor y mayor domino de sus competencias y habilidades como coach (tanto dentro de las sesiones, como del propio diseño y puesta en práctica de los procesos en sí mismos). Sin embargo, el “coach directivo” (de la misma manera que lo haría un consultor, formador o asesor, etc.) se coloca, necesariamente, en una posición de experto sobre el tema propuesto por sus clientes; transformando sus conocimientos y experiencias en el principal valor del proceso (contrario, como puede verse, a la esencia del valor del coaching no directivo).
Consideraciones finales
A esta altura, habiendo explicado el sentido de los términos “método”, “estilo o escuelas”, “tipos”, “contextos”, “público objetivo” y “especialización”, el lector estará en condiciones de percibir, al menos intuitivamente si no es conocedor de los entresijos del mundo del coaching, que contratar un coach especializado en “finanzas personales” o “desarrollo de carrera” puede implicar grandes diferencias en sus presupuestos ideológicos, estilos y métodos del propio proceso de coaching si éste se hace desde el coaching no directivo, ontológico o pragmático. Efectivamente, ambos métodos son opuestos, y conforman la grave “incoherencia metodológica” que aún padece nuestra disciplina (ver aquí un ejemplo).
Uno bien podría decir que el “coaching directivo” realmente no es coaching, o que el “coaching no directivo” es una redundancia, dado que en sí mismo el coaching es esencialmente no directivo; pero lo cierto es que ambas metodologías coexisten actualmente en el mercado (nos guste o no), y ambas se están promocionando (a través de escuelas y asociaciones), vendiendo (a través de empresas y consultoras) y practicando (en todos los tipos, contextos y especializaciones). La integración de los diferentes estilos o escuelas de coaching solo sería posible aclarando y aceptando la esencia metodológica de la disciplina, de lo contrario la división entre unas y otras es insuperable (ver aquí).
Nota aclaratoria
PD: Quizá el lector no considere al “coaching ontológico” como necesariamente “directivo”. Bien, esto requeriría de una más larga y detallada explicación, pero adelanto que no se debe confundir lo que podría o no estar haciendo un coach individual en su práctica (sea de una u otra escuela), con lo que proponen, en sí mismas, las distintas escuelas dentro de su fundamento ideológico y metodológico. El “coaching ontológico” parte de unos supuestos filosóficos que necesariamente derivan en prácticas de intervención directiva (incluso dañinas, tal y como ya hemos comentado en otras ocasiones). Así lo he expresado en alguna ocasión:
En el otro extremo, la Escuela Sudamericana, que tiene un cuerpo filosófico claramente definido (que ha evolucionado desde la filosofía del lenguaje a través del diseño ontológico y de la ontología del lenguaje hasta lo que hoy conocemos como coaching ontológico), pero con unas premisas teórico-filosóficas incoherentes que ensalzan la irracionalidad, y que han llevado a algunos de sus seguidores a prácticas tremendamente dañinas y manipulativas (ver aquí)