Sentido del coaching

Hoy día pocas personas dudan de que nos encontramos en un momento histórico de cambio a nivel mundial y no sólo por lo que nos aportan las nuevas tecnologías que nos permiten estar conectados en esta llamada “aldea global” sino porque también, y quizá motivado por ello, nuestro pensamiento y manera de concebir la vida es mucho más abierto o, por lo menos, está sometido a muchos más estímulos en ese sentido, lo que es difícil de gestionar si nos radicalizamos en actitudes cerradas o locales.

Estamos viviendo un cambio de paradigma, de manera de expresarnos y aprender, de relacionarnos con el mundo que nos rodea y vamos siendo cada vez más conscientes de que como hemos funcionado hasta este momento precisa, por lo menos, que le prestemos un poco de atención para ser más eficientes y vivirnos más plenos en este momento concreto de nuestra existencia.

Es algo que se hace patente ya en los colegios, pues los alumnos están acostumbrados a “descubrir” los aprendizajes por ellos mismos (¿habéis observado que ya casi ningún electrodoméstico, tablet o movil trae libro de instrucciones?) en vez de que alguien desde fuera les haga memorizar o les imponga como hacerlo. Se observa también en las empresas, en las cuales los líderes ya no son “aquellos que mandan mucho” y no admiten ni que se les tosa, si no aquellos que saben “despertar” en las personas que les rodean los mejores recursos para conseguir objetivos de una manera natural colaborando como equipo humano en la tarea común. También ocurre con la dimensión espiritual, hasta ahora nos conformábamos con ser “fieles” de una religión en la que los sacerdotes nos decían lo que teníamos que hacer y cómo, pero hoy hay un movimiento social de querer “experimentar” esa trascendencia en nuestras vidas, no de escuchar hablar del “mapa” que nos imponían, si no de recorrer el “territorio” por el que se mueve la divinidad en lo cotidiano, como ya hicieron los grande Místicos de las diferentes confesiones…

En medio de todo este movimiento surge el llamado “coaching”. Se dice que un coach es un entrenador y puede ser así, sobre todo si hablamos de coaching deportivo, pero también podemos jugar con su similitud con la palabra “coche“, que es el vehículo que nos ayuda a llegar de manera más rápida y cómoda a los sitios… Esa es la tarea del coach: ayudar a su cliente o “coachee” a llegar de manera más rápida y cómoda a conseguir sus objetivos a cualquier nivel: personal, pareja, familia, relacional, profesional o deportivo… Y no sólo de manera más rápida y cómoda, si no también más efectiva, desde un conocimiento personal más profundo, pues un buen coach no te dirá lo que tienes que hacer, si no que te ayudara a descubrirlo por ti mismo desde la “no directividad”.

Un coach ha de ser un experto de la acogida, del no juicio, del acompañamiento, de las preguntas, de la confianza en tus recursos, de los métodos para que tu descubras lo que ya traes de serie, que es lo esencial para que que te despliegues y te vivas de manera plena y feliz en tu vida.